Versículo clave:
“Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” – Efesios 6:12
Reflexión:
Vivimos en un mundo donde la batalla espiritual es una realidad constante. Al aceptar a Cristo, pasamos del lado de los perdedores al ejército victorioso de Dios. A menudo, podemos sentirnos tentados a pensar que no estamos en guerra, pero la verdad es que cada día enfrentamos luchas, tanto internas como externas.
Pablo nos enseña que hay dos batallas principales en nuestra vida cristiana:
1. La batalla contra la carne: Nuestros hábitos y deseos naturales nos arrastran hacia el pecado. La carne busca controlarnos, pero en Cristo somos nuevas criaturas, con un Espíritu Santo que nos fortalece. Podemos caer, pero tenemos un intercesor que nos levanta. Declaramos que somos más que vencedores (Romanos 8:37).
2. La batalla contra las potestades espirituales: Nuestra lucha no es contra personas, sino contra fuerzas espirituales que buscan dividir, sembrar discordia y alejarnos de la voluntad de Dios. Pero tenemos la armadura de Dios para resistir en el día malo (Efesios 6:13).
Acción práctica:
Hoy, toma un momento para reflexionar en las áreas de tu vida donde sientes lucha. Escribe esas áreas en una hoja y proclama en oración la victoria en Cristo Jesús.
Oración:
Señor, reconozco que la batalla espiritual es real, pero confío en que Tú eres mi fortaleza. Declaro que soy más que vencedor en Cristo Jesús. No lucharé en mis fuerzas, sino en Tu poder. En el nombre de Jesús, ¡Amén!
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